miércoles, 29 de abril de 2015

SIGUE A TU CORAZON

     Seguir el dictado de nuestro corazón acorta el camino a casa, al hogar que en realidad nunca hemos abandonado. A nuestro ego le gusta convertir al intelecto en nuestro dios porque sabe que el intelecto es incapaz de experimentar Amor o de experimentar a Dios.
 
Experimentar a Dios no es un proceso intelectual. Cuando hacemos de nuestro cerebro y de nuestro intelecto nuestros dioses nos olvidamos de Dios. Nos quedamos pegados a la realidad que determinan nuestro intelecto y nuestros sentidos físicos.
 
Nuestro ego nos engaña haciéndonos  creer que si algo no puede ser medido y duplicado no tiene valor científico y, por lo tanto, no merece la pena aceptarlo ni considerarlo. Y, además, nos hace creer que lo único real es lo que tiene forma física.
 
Frecuentemente escuchamos esta afirmación: " Si no puedo ver a Dios con mis propios ojos, entonces, no existe, no es real; solo es una ilusión".  Lo último que quieren nuestros egos es que creamos en algo que no podemos ver con los ojos ni tocar las manos.
 
Nuestros egos quieren que olvidemos que Dios es una experiencia  del corazón y del alma, que trasciende los sentidos físicos, el tiempo y el espacio. Cuando permitimos que nuestros corazones  sean nuestros ojos, nuestras orejas, y nuestros receptores sensoriales, tenemos la sensación inconmensurable  de conocer el Amor y de conocer a Dios.
Sabrás que estás tomando un atajo hacia Dios cuando desde el primer momento sigas a tu corazón.
 
Tomado del libro: Atajos hacia Dios
Autor: Jerry Jampolsky (Fundador Centro Curación de Actitudes)