Cuando uno da sin esperar, eso es amor, porque uno ya se realizó; cuando uno se siente bien dando, ya recibió. No es que tiene que esperar para recibir, dar es recibir. ¿Por qué? porque cuando uno da, inmediatamente se está diciendo: tengo.
No hay búsqueda en el dar y en la felicidad que tengo de dar o en amar. No hay búsqueda porque se agotó en el acto. En el acto mismo se agotó toda idea de escases, cuando uno está dando y es feliz por dar. Todo dar está impregnado de amor.
Cuando uno da, sea lo que sea; para dar sin esperar, hay amor. La dicha se presenta por sí sola.
El ego no va en busca del amor y lo encuentra, porque el ego no tiene los síntomas de la dicha. El se deshace en la búsqueda de la voluntad.
La voluntad limpia deshace el ego y el amor se presenta por si solo, porque el amor es Dios y Dios no es controlado por nadie. El hace lo que quiere, tiene derecho de admisión.
Nosotros solo somos parte de ese amor.
Entonces, nuestro deber natural es el perdón, o sea, limpiar el corazón de todos los recelos que podamos encontrar. Automáticamente somos amor en la sinceridad, en nuestro trabajo interior...
... Dios es una realización interior muy profunda.
Lo primero que quiere trabar el ego es el concepto que se tiene de Dios. Lo primero que trabaja el ego es la idea que tienes de Dios. Si desbarata eso, deshace todo.
El ego necesita desbaratar la fuente del amor para que quede solo el.
La primera realización de Dios es la paz y ver la inocencia en los hermanos. Este es el principio de unidad, decisión de no pelear más.
El amor es la contracara de la dualidad.
Rodrigo Joaquín Del Pino (Rama).
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